Periodista (Y) Colegiado
jueves, 27 de mayo de 2010
...ahora en MARCA.com
P(Y)C se hace mayor, y se traslada. Nos seguimos leyendo en http://www.marca.com/blogs/periodistaycolegiado/
miércoles, 19 de mayo de 2010
La madre que parió a Mejuto
Publicado en EL MUNDO el 19 de mayo de 2010
Ojalá nadie se acuerde hoy de su "puta madre". Manuel Enrique Mejuto González (La Felguera, Asturias, 1965) no sabría qué hacer. Hasta ayer, no hubiera tenido dudas: roja directa y fulminante al irrespetuoso. Pero, hete aquí que el excéntrico Comité de Competición cambió la expulsión de Negredo en la jornada 38ª de Liga por amarilla, al considerar que tamaño insulto era en realidad una "observación formulada al árbitro".
La madre de Mejuto ha sufrido insultos durante los 16 años de su hijo en la élite y en todos los idiomas tras 12 de internacional. Ha celebrado un 'silbato de oro', sus tres 'gurucetas', el récord de partidos en Primera, que nunca acusaran a su hijo de favores inconfesables. Las dos únicas polémicas de su vástago fueron el 'Rafa, no me jodas' –por culpa de un linier protagonista– y aquel buen deseo a Etxeberria, capitán de un Athletic en horas bajas.
Mejuto se irá sin un Mundial en el saco. Por culpa de la mala suerte una vez, por la de las malas artes en la otra. Pero, a cambio, en su último curso ha sido agasajado con designaciones jugosas: un Barça-Atlético, un Madrid-Barça, y hoy, la final de Copa, el partido más bonito del año, entre dos clubes históricos y con hambre. Después de una trayectoria así este buen árbitro no merece que ciertas componendas empañen su epílogo. Mejor será que ningún jugador observe hoy nada sobre la madre de Mejuto. Aunque ayer, en la intimidad, él bien pudo acordarse de los manejos mal paridos del Comité de Competición.
lunes, 17 de mayo de 2010
'Guruceta' sin duda, pero amonestado
Publicado en EL MUNDO en Orbyt el 17 de mayo de 2010
Alberto Undiano Mallenco ha ganado el Trofeo Guruceta, instituido por el diario 'Marca' hace casi 25 años para premiar al mejor trencilla de nuestro fútbol. Era de esperar, es el mejor. Irá al Mundial de Sudáfrica en representación de nuestros colegiados y se espera de él una gran actuación. El navarro es ejemplo de templanza y de control de los partidos. Sin embargo, en este blog le hemos avisado últimamente de cierta dejación, de exceso de confianza. Cuando se le ha exigido esta temporada no ha estado del todo a la altura de las expectativas. No triunfó en el Barcelona-Real Madrid de la primera vuelta; tuvo mucha suerte en el derbi de los blancos ante el Atlético de hace mes y medio; y en el Sevilla-Barça de la penúltima jornada se inhibió de sus funciones en más de una ocasión.
Su empeño por ser, sobre todo, diplomático no le va a servir en la Copa del Mundo, donde los jugadores actúan de una forma más visceral, pues defienden no sólo unos colores, sino los suyos, los de su patria. Donde un tropiezo te manda a casa; donde un error del árbitro da la vuelta al planeta en pocos segundos... Su actitud lo está llevando al límite: dejar jugar y no querer ser protagonista conlleva el riesgo de que ese relax te saque de la concentración y no veas o no quieras ver cosas en las áreas. Sólo así se entiende que no señalara este domingo el penalti de Ramos a Caicedo, cuando el Málaga aún ganaba 1-0. Sólo así porque es Undiano; si fuese otro de peor fama, se llegaría a dudar de su honestidad.
El Comité de designación ha demostrado cierta dependencia de él en las últimas jornadas, haciéndolo rotar del partido del Madrid al del Barça de manera sospechosa. Pero eso no es más que un síntoma de una enfermedad ya enquistada. El palmarés del Guruceta no deja lugar a las dudas. En los últimos 10 años sólo vemos a trencillas ya retirados o al propio Undiano. Salvo en la honrosa excepción del galardón compartido por Mejuto e Iturralde González en la 2001-2002. Más allá, el desierto.
Los titulares de la prensa suelen destacar que nuestros árbitros son autoritarios y egocéntricos; deficientes en su quehacer. Apuntan que les falta unidad de criterio, que basan el respeto que se deben ganar con su ejecutoria sobre el césped más en las tarjetas que atemorizan que en un conocimiento demostrado del juego. La prensa suele poner a la Premier Legue inglesa como ejemplo de una buena gestión en todos los aspectos, y en concreto en el asunto arbitral. Y no porque allí los colegiados sean mejores (que no lo son en general), sino porque allí hay transparencia, porque las sanciones por una decisión errónea se hacen públicas, y porque los futbolistas tramposos son apartados unas jornadas del campeonato sin recurso posible a comités de apelación que, como aquí, apañen la cosa al albur del ruido que haga la queja de turno.
En definitiva, porque hay una organización profesional por encima de todos. A Undiano y su cada vez mayor suficiencia tampoco le vendría mal que alguien, con autoridad indiscutible, le diera un toque. No sería bueno perder al que fue un gran árbitro y quedarnos con su versión desdibujada de la última temporada.
periodistaycolegiado@elmundo.es
Alberto Undiano Mallenco ha ganado el Trofeo Guruceta, instituido por el diario 'Marca' hace casi 25 años para premiar al mejor trencilla de nuestro fútbol. Era de esperar, es el mejor. Irá al Mundial de Sudáfrica en representación de nuestros colegiados y se espera de él una gran actuación. El navarro es ejemplo de templanza y de control de los partidos. Sin embargo, en este blog le hemos avisado últimamente de cierta dejación, de exceso de confianza. Cuando se le ha exigido esta temporada no ha estado del todo a la altura de las expectativas. No triunfó en el Barcelona-Real Madrid de la primera vuelta; tuvo mucha suerte en el derbi de los blancos ante el Atlético de hace mes y medio; y en el Sevilla-Barça de la penúltima jornada se inhibió de sus funciones en más de una ocasión.
Su empeño por ser, sobre todo, diplomático no le va a servir en la Copa del Mundo, donde los jugadores actúan de una forma más visceral, pues defienden no sólo unos colores, sino los suyos, los de su patria. Donde un tropiezo te manda a casa; donde un error del árbitro da la vuelta al planeta en pocos segundos... Su actitud lo está llevando al límite: dejar jugar y no querer ser protagonista conlleva el riesgo de que ese relax te saque de la concentración y no veas o no quieras ver cosas en las áreas. Sólo así se entiende que no señalara este domingo el penalti de Ramos a Caicedo, cuando el Málaga aún ganaba 1-0. Sólo así porque es Undiano; si fuese otro de peor fama, se llegaría a dudar de su honestidad.
El Comité de designación ha demostrado cierta dependencia de él en las últimas jornadas, haciéndolo rotar del partido del Madrid al del Barça de manera sospechosa. Pero eso no es más que un síntoma de una enfermedad ya enquistada. El palmarés del Guruceta no deja lugar a las dudas. En los últimos 10 años sólo vemos a trencillas ya retirados o al propio Undiano. Salvo en la honrosa excepción del galardón compartido por Mejuto e Iturralde González en la 2001-2002. Más allá, el desierto.
Los titulares de la prensa suelen destacar que nuestros árbitros son autoritarios y egocéntricos; deficientes en su quehacer. Apuntan que les falta unidad de criterio, que basan el respeto que se deben ganar con su ejecutoria sobre el césped más en las tarjetas que atemorizan que en un conocimiento demostrado del juego. La prensa suele poner a la Premier Legue inglesa como ejemplo de una buena gestión en todos los aspectos, y en concreto en el asunto arbitral. Y no porque allí los colegiados sean mejores (que no lo son en general), sino porque allí hay transparencia, porque las sanciones por una decisión errónea se hacen públicas, y porque los futbolistas tramposos son apartados unas jornadas del campeonato sin recurso posible a comités de apelación que, como aquí, apañen la cosa al albur del ruido que haga la queja de turno.
En definitiva, porque hay una organización profesional por encima de todos. A Undiano y su cada vez mayor suficiencia tampoco le vendría mal que alguien, con autoridad indiscutible, le diera un toque. No sería bueno perder al que fue un gran árbitro y quedarnos con su versión desdibujada de la última temporada.
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sábado, 15 de mayo de 2010
El mejor y "lo peor"
Publicado en EL MUNDO en Orbyt el 15 de mayo de 2010
Esta semana los dos duelos clave se juegan a la vez, el domingo a las siete de la tarde. Ambos son muy similares. En los dos hay un equipo grande y uno pequeño. En los dos el grande se juega la Liga y el pequeño el descenso. A los cuatro equipos les pasa lo mismo: necesitan ganar. El Barça para alzarse con el título; el Madrid para optar a él. El Valladolid para quedarse en Primera; el Málaga para tener esa opción.
Desde la capital de la costa del sol, ambos contendientes mirarán al Camp Nou. Porque en eso también son iguales los choques. De que el Barça no gane depende la Liga del Madrid; de que el Valladolid pierda depende la permanencia del Málaga. Mirando la tabla, también hay paralelismos: Los blancos persiguen a los culés pegados a su cuello. Los malaguistas pisan los talones del Pucela, incluso con los mimos puntos. La temporada, además, ha sido lógica hasta el extremo: los muy grandes se han hecho enormes, con una puntuación estratosférica, frisando la centena; los muy pequeños se han hecho enanos, con una permanencia que se puede lograr con sólo 39 puntos.
Pero ahí acaban las similitudes. Por obra y gracia del Comité de designación. Ya la semana pasada ocurrió que al Barça lo pitó Undiano y al Madrid, Muñiz: uno bueno y uno malo. En esta ocasión es al revés. Al Madrid lo pita Undiano y al Barça, Pérez Lasa... Aparte del claro síntoma de que el Colegio arbitral no tiene muchos trencillas de los que se fíe (el navarro que será mundialista este verano lleva unos meses casi alternando entre los dos grandes de la Liga semana sí, semana no), resulta paradójico ese desequilibrio. Cuando le han dicho a Borja, mediocampista del Valladolid, quién era su árbitro, su comentario ha sido: "¿Pérez Lasa? De lo peor que nos podía pasar".
La semana pasada, al menos designaron un mal árbitro internacional. Ésta, el colegiado más débil no alcanza siquiera esa categoría 13 años después de debutar en Primera División. En 2005 Sánchez Arminio lo castigó sin la escarpela FIFA junto a Daudén Ibáñez -del que nuca más se supo- por negarse a firmar una carta que buscaba deslegitimar a los miembros del comité de designación menos afectos al régimen oficial. Pérez Lasa siempre ha sido conscientemente autoritario y tarjetero. Se enorgullece de ello públicamente. Y, pese a que los colegiados tienen prácticamente prohibido hacer declaraciones, ha llegado a decir en entrevistas que "en Primera División hay muchos jugadores que se creen dioses".
La Liga está tan competida que sólo se habla de fútbol y de la carrera maravillosa que siguen Madrid y Barcelona. Ojalá siga así después de la última jornada; que ningún grande pueda quejarse de los arbitrajes. Porque, ésa es otra, si el perjudicado es uno de los pequeños, Málaga o Valladolid, nadie los escuchará. Serán pequeños no, serán de Segunda sin remedio.
periodistaycolegiado@elmundo.es
Esta semana los dos duelos clave se juegan a la vez, el domingo a las siete de la tarde. Ambos son muy similares. En los dos hay un equipo grande y uno pequeño. En los dos el grande se juega la Liga y el pequeño el descenso. A los cuatro equipos les pasa lo mismo: necesitan ganar. El Barça para alzarse con el título; el Madrid para optar a él. El Valladolid para quedarse en Primera; el Málaga para tener esa opción.
Desde la capital de la costa del sol, ambos contendientes mirarán al Camp Nou. Porque en eso también son iguales los choques. De que el Barça no gane depende la Liga del Madrid; de que el Valladolid pierda depende la permanencia del Málaga. Mirando la tabla, también hay paralelismos: Los blancos persiguen a los culés pegados a su cuello. Los malaguistas pisan los talones del Pucela, incluso con los mimos puntos. La temporada, además, ha sido lógica hasta el extremo: los muy grandes se han hecho enormes, con una puntuación estratosférica, frisando la centena; los muy pequeños se han hecho enanos, con una permanencia que se puede lograr con sólo 39 puntos.
Pero ahí acaban las similitudes. Por obra y gracia del Comité de designación. Ya la semana pasada ocurrió que al Barça lo pitó Undiano y al Madrid, Muñiz: uno bueno y uno malo. En esta ocasión es al revés. Al Madrid lo pita Undiano y al Barça, Pérez Lasa... Aparte del claro síntoma de que el Colegio arbitral no tiene muchos trencillas de los que se fíe (el navarro que será mundialista este verano lleva unos meses casi alternando entre los dos grandes de la Liga semana sí, semana no), resulta paradójico ese desequilibrio. Cuando le han dicho a Borja, mediocampista del Valladolid, quién era su árbitro, su comentario ha sido: "¿Pérez Lasa? De lo peor que nos podía pasar".
La semana pasada, al menos designaron un mal árbitro internacional. Ésta, el colegiado más débil no alcanza siquiera esa categoría 13 años después de debutar en Primera División. En 2005 Sánchez Arminio lo castigó sin la escarpela FIFA junto a Daudén Ibáñez -del que nuca más se supo- por negarse a firmar una carta que buscaba deslegitimar a los miembros del comité de designación menos afectos al régimen oficial. Pérez Lasa siempre ha sido conscientemente autoritario y tarjetero. Se enorgullece de ello públicamente. Y, pese a que los colegiados tienen prácticamente prohibido hacer declaraciones, ha llegado a decir en entrevistas que "en Primera División hay muchos jugadores que se creen dioses".
La Liga está tan competida que sólo se habla de fútbol y de la carrera maravillosa que siguen Madrid y Barcelona. Ojalá siga así después de la última jornada; que ningún grande pueda quejarse de los arbitrajes. Porque, ésa es otra, si el perjudicado es uno de los pequeños, Málaga o Valladolid, nadie los escuchará. Serán pequeños no, serán de Segunda sin remedio.
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domingo, 9 de mayo de 2010
Doble amarilla: Muñiz y Undiano
Publicado en EL MUNDO en Orbyt el 9 de mayo de 2010
Grandiosa jornada, pese a que el comité de designación se había columpiado de mala manera. Eligió a un árbitro bueno y a otro malo para los dos duelos clave del curso. Undiano Mallenco dirigió el Sevilla-Barcelona y Muñiz Fernández el Real Madrid-Athletic. Pronto se vio la diferencia entre ambos. Uno será nuestro representante en el Mundial y está considerado el mejor de España. El otro consta en la lista de colegiados que los aficionados no quieren para pitar a su equipo, porque son como un tiro al aire. Nunca sabes a quién le tocará la bala.
Y la bala le cayó a Amorebieta en el minuto 19. Cometió mano, sí. En el área, sí. Era penalti, claro. Pero jamás se puede sacar una tarjeta roja a un defensor porque el balón le golpee en su extremidad superior izquierda. La pena máxima es evidente, pues cortó la trayectoria de un balón que se iba directo al arco de su portero; pero de ahí a expulsarlo... Una roja merece no sólo una ocasión manifiesta de gol (que sería discutible si los pocos metros que había recorrido el cuero desde la bota madridista la completaban como tal), sino una voluntariedad clara por parte del infractor. Eso no se dio de ningún modo. Y la jugada condicionó el choque. Los bilbaínos acabaron renqueantes ante la avalancha blanca, que se animaba por la presunta remontada sevillista ante el Barça. El Athletic no podía más, con un jugador menos más de 70 minutos.
Muñiz no es un buen árbitro. Pero Undiano tampoco se lució en Sevilla. Todo su prestigio lo viene manchando últimamente con arbitrajes diplomáticos y condescendientes. Así fue en el Clásico de la primera vuelta en el Camp Nou. Así fue en el derbi del Bernabéu Real Madrid-Atlético; y así fue ayer. Acabó resoplando, qué menos, tras un duelo bestial entre el Sevilla y el sideral Barcelona de Guardiola. Pero se le notó la prisa por irse al vestuario y no buscarse problemas.
Quizá se acordó de Teixeira, manejando el acta a posteriori en el Villarreal-Barcelona, para no tener que explicar por qué a un expulsado por doble amarilla, Busquets, le permitió ser sustituido. Undiano tenía ayer la cabeza embotada tras un choque muy duro, de muchas patadas, y acababa de obviar, tres minutos antes, un penalti enorme de Piqué sobre Kanouté... Así que, pese a haber amonestaciones y sustituciones en el descuento, no alargó los tres minutos que había decretado, y a correr. Él a su caseta. Y los jugadores del Barça a abrazarse. La Liga, esta hermosa Liga, está en sus manos.
periodistaycolegiado@elmundo.es
Grandiosa jornada, pese a que el comité de designación se había columpiado de mala manera. Eligió a un árbitro bueno y a otro malo para los dos duelos clave del curso. Undiano Mallenco dirigió el Sevilla-Barcelona y Muñiz Fernández el Real Madrid-Athletic. Pronto se vio la diferencia entre ambos. Uno será nuestro representante en el Mundial y está considerado el mejor de España. El otro consta en la lista de colegiados que los aficionados no quieren para pitar a su equipo, porque son como un tiro al aire. Nunca sabes a quién le tocará la bala.
Y la bala le cayó a Amorebieta en el minuto 19. Cometió mano, sí. En el área, sí. Era penalti, claro. Pero jamás se puede sacar una tarjeta roja a un defensor porque el balón le golpee en su extremidad superior izquierda. La pena máxima es evidente, pues cortó la trayectoria de un balón que se iba directo al arco de su portero; pero de ahí a expulsarlo... Una roja merece no sólo una ocasión manifiesta de gol (que sería discutible si los pocos metros que había recorrido el cuero desde la bota madridista la completaban como tal), sino una voluntariedad clara por parte del infractor. Eso no se dio de ningún modo. Y la jugada condicionó el choque. Los bilbaínos acabaron renqueantes ante la avalancha blanca, que se animaba por la presunta remontada sevillista ante el Barça. El Athletic no podía más, con un jugador menos más de 70 minutos.
Muñiz no es un buen árbitro. Pero Undiano tampoco se lució en Sevilla. Todo su prestigio lo viene manchando últimamente con arbitrajes diplomáticos y condescendientes. Así fue en el Clásico de la primera vuelta en el Camp Nou. Así fue en el derbi del Bernabéu Real Madrid-Atlético; y así fue ayer. Acabó resoplando, qué menos, tras un duelo bestial entre el Sevilla y el sideral Barcelona de Guardiola. Pero se le notó la prisa por irse al vestuario y no buscarse problemas.
Quizá se acordó de Teixeira, manejando el acta a posteriori en el Villarreal-Barcelona, para no tener que explicar por qué a un expulsado por doble amarilla, Busquets, le permitió ser sustituido. Undiano tenía ayer la cabeza embotada tras un choque muy duro, de muchas patadas, y acababa de obviar, tres minutos antes, un penalti enorme de Piqué sobre Kanouté... Así que, pese a haber amonestaciones y sustituciones en el descuento, no alargó los tres minutos que había decretado, y a correr. Él a su caseta. Y los jugadores del Barça a abrazarse. La Liga, esta hermosa Liga, está en sus manos.
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lunes, 3 de mayo de 2010
Tarjeta roja a la LFP
Publicado en EL MUNDO en Orbyt el 3 de mayo de 2010
Hoy es lunes, y aún no sabemos los horarios del fin de semana. Hace unos días fue viernes, y nueve clubes de Primera se reunieron a comer y, sobre todo, a repartirse el pastel del futuro. Lo quieren más grande y sólo para ellos. Pero, bien adornado, lograrán que los pequeños acepten. El modelo no parece muy origina, pero sí efectivo. Lo han copiado de la Premier Legaue inglesa, con más de una década de retraso.
Quieren crear una Liga de élite y mandar ellos sobre la competición. Como la LFP no les ha servido, anquilosada, rígida y con demasiado peso de los pequeños, ahora Real Madrid, Barcelona, Valencia, Deportivo, Atlético, Sevilla y otros quieren reorganizarlo todo a su gusto. Más dinero, repartido por criterios de grandeza, audiencia televisiva y títulos, y con un mecanismo de solidaridad que trate de equilibrar las cosas. Se han dado cuenta de que no es de recibo que el segundo le saque 30 puntos al tercero. Un año de dominio del duopolio Madrid-Barça es divertido, apasionante, políticamente rentable; pero si esa dialéctica se establece en la Liga, sería su muerte.
¿Alguien ha caído en la cuenta de que el Madrid ya tiene el récord de victorias en una Liga, 29, y no es líder? Aún quedan tres jornadas y podría acabar el campeonato con 32 ¡y no ganarlo! ¿Alguien ha caído en que el Barça sólo ha perdido un partido en toda la campaña y podría perderla con sólo un empate más? Se daría el caso de que un club con sólo una derrota en toda la temporada ¡no gana la Liga!
Hoy es lunes y aún seguimos sin conmocer los horarios del fin de semana. Esta competición, el espectáculo que más millones mueve en España, está regida por unos hombres que no piensan más que en sus intereses personales, en el dinero de hoy, en los ingresos de mañana para pagar los gastos de ayer, ya apuntados en el 'debe' de las cuentas. Sin unos criterios profesionales, comunes, que redunden en el bien común a medio plazo.
Y de ahí, de ese desgobierno, parten las miserias que nos dan que hablar y sazonan de picardía las tertulias, las columnas y los blogs. Gracias a eso, podemos preguntarnos si el Atleti se dejó ganar en Sevilla; si Teixeira 'amañó' su acta para decir que la segunda amarilla del culé Busquets era en realidad la primera del amarillo Llorente. Gracias a que nadie es responsable de nada, todos se pueden permitir un poquito de esto y un poquito de lo otro. Por eso los clubes acogidos a la ley concursal pueden dejar de pagar, hacerle una quita a los salarios de sus futbolistas y seguir pujando por nuevos fichajes para encarecérselos a los que sí cumplen. Por eso, el día en que descendieron al Sevilla y al Celta a Segunda B por impagos, hubo que echarse atrás e inventar una Liga elefantiásica.
Gracias a que nadie, ni dirigentes del fútbol (por lo que les cae), ni políticos (por lo que no quieren que les caiga) le ha metido mano a esta industria, hoy es lunes y aún no sabemos los horarios del fin de semana en que se celebra la penúltima jornada. Las teles no han logrado consensuar su criterio porque, como nadie lo pensó con antelación, no se han inventado cómo sacarle a esta jornada la tajada que tiene. Porque 'sólo está en juego el título, la 'Champions', la UEFA y el descenso. Nada más.
¿Alguien imagina que un día todo esto se arregle? Si los profesionales de aquel lado se dedican a rreglar lo suyo, las tertulias, las columnas y los blogs podrían dedicarse a hablar de fútbol. Fútbol, ¿se acuerdan de qué era eso?
periodistaycolegiado@elmundo.es
Hoy es lunes, y aún no sabemos los horarios del fin de semana. Hace unos días fue viernes, y nueve clubes de Primera se reunieron a comer y, sobre todo, a repartirse el pastel del futuro. Lo quieren más grande y sólo para ellos. Pero, bien adornado, lograrán que los pequeños acepten. El modelo no parece muy origina, pero sí efectivo. Lo han copiado de la Premier Legaue inglesa, con más de una década de retraso.
Quieren crear una Liga de élite y mandar ellos sobre la competición. Como la LFP no les ha servido, anquilosada, rígida y con demasiado peso de los pequeños, ahora Real Madrid, Barcelona, Valencia, Deportivo, Atlético, Sevilla y otros quieren reorganizarlo todo a su gusto. Más dinero, repartido por criterios de grandeza, audiencia televisiva y títulos, y con un mecanismo de solidaridad que trate de equilibrar las cosas. Se han dado cuenta de que no es de recibo que el segundo le saque 30 puntos al tercero. Un año de dominio del duopolio Madrid-Barça es divertido, apasionante, políticamente rentable; pero si esa dialéctica se establece en la Liga, sería su muerte.
¿Alguien ha caído en la cuenta de que el Madrid ya tiene el récord de victorias en una Liga, 29, y no es líder? Aún quedan tres jornadas y podría acabar el campeonato con 32 ¡y no ganarlo! ¿Alguien ha caído en que el Barça sólo ha perdido un partido en toda la campaña y podría perderla con sólo un empate más? Se daría el caso de que un club con sólo una derrota en toda la temporada ¡no gana la Liga!
Hoy es lunes y aún seguimos sin conmocer los horarios del fin de semana. Esta competición, el espectáculo que más millones mueve en España, está regida por unos hombres que no piensan más que en sus intereses personales, en el dinero de hoy, en los ingresos de mañana para pagar los gastos de ayer, ya apuntados en el 'debe' de las cuentas. Sin unos criterios profesionales, comunes, que redunden en el bien común a medio plazo.
Y de ahí, de ese desgobierno, parten las miserias que nos dan que hablar y sazonan de picardía las tertulias, las columnas y los blogs. Gracias a eso, podemos preguntarnos si el Atleti se dejó ganar en Sevilla; si Teixeira 'amañó' su acta para decir que la segunda amarilla del culé Busquets era en realidad la primera del amarillo Llorente. Gracias a que nadie es responsable de nada, todos se pueden permitir un poquito de esto y un poquito de lo otro. Por eso los clubes acogidos a la ley concursal pueden dejar de pagar, hacerle una quita a los salarios de sus futbolistas y seguir pujando por nuevos fichajes para encarecérselos a los que sí cumplen. Por eso, el día en que descendieron al Sevilla y al Celta a Segunda B por impagos, hubo que echarse atrás e inventar una Liga elefantiásica.
Gracias a que nadie, ni dirigentes del fútbol (por lo que les cae), ni políticos (por lo que no quieren que les caiga) le ha metido mano a esta industria, hoy es lunes y aún no sabemos los horarios del fin de semana en que se celebra la penúltima jornada. Las teles no han logrado consensuar su criterio porque, como nadie lo pensó con antelación, no se han inventado cómo sacarle a esta jornada la tajada que tiene. Porque 'sólo está en juego el título, la 'Champions', la UEFA y el descenso. Nada más.
¿Alguien imagina que un día todo esto se arregle? Si los profesionales de aquel lado se dedican a rreglar lo suyo, las tertulias, las columnas y los blogs podrían dedicarse a hablar de fútbol. Fútbol, ¿se acuerdan de qué era eso?
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lunes, 26 de abril de 2010
Guardiola saca la 'meseta' a pasear
Publicado en EL MUNDO en Orbyt el 26 de abril de 2010
Sembrando, sembrando, Guardiola se ha labrado una imagen de tipo sincero y templado. Es un hombre listo, mucho, como ya demostró en su época de jugador, que tuve el el placer de disfrutar. Cuando llegó al banquillo culé se impuso un camino de mesura y decidió negar toda entrevista. Él es quien decide cuándo y cómo habla. Lo controla todo. Y se vistió de sincero, elaborando un discurso en el que reconoce los valores del rival antes que nada, en el que afirma de modo insistente que cualquier equipo los ganará si el Barça no es el que más suda, y siempre con un tono mesiánico que ha calado hondo entre los seguidores del Barcelona e incluso entre los demás.
Es un maestro de los tiempos; y en lo deportivo ya lo demostró el año pasado. Se pasó el curso diciendo que el Madrid era un rival muy duro y que ellos no podían hablar de títulos, sino del partido siguiente. En cuanto los blancos le pisaron los talones y en Madrid se empezó a soñar con el título, Guardiola reaccionó: "Me es igual lo que se diga, nosotros vamos a ganar la Liga". Fue la primera vez que lo dijo. Y la única. No lo volvió a necesitar y regresó a su elegancia de traje y palabra.
Ahora que ya peina canas y calva creciente producto de la presión del cargo, sabe más el diablo por viejo que por diablo y cuando ha creído oportuno, ha cogido su tridente y ha pinchado de lleno con él: "Yo no sé ni las reglas, ¿cómo voy a hablar del árbitro? En la meseta central sí saben de eso", afirma.
'Meseta' es la palabra que usan los catalanistas para no pronunciar 'Madrid'. Y, por la templanza habitual de Pep, hay que analizar su uso en este caso como intencionado, pues él nunca ha exhibido sus posiciones políticas. Ahora utiliza ese discurso en su beneficio. Ya hemos visto que un técnico puede lograr que sus futbolistas dejen de serlo y pasen a ser segadoras: el Espanyol zurció a patadas al Barça y el Zaragoza lo hizo con el Madrid el sábado. Si un entrenador debe ser algo ese algo es psicólogo. Manejar el lenguaje es clave para conseguir lo que buscas: de tus chicos, de la prensa, de los árbitros...
Hoy, Guardiola, con su equipo embotado mentalmente y en el filo de volver a ser histórico o quedarse en blanco, quiere sacar ventaja de su presunta sinceridad eterna y mediatizar a los colegiados. Y lo hace con pancartas políticas. Él sabrá, pero eso está muy feo.
periodistaycolegiado@elmundo.es
Sembrando, sembrando, Guardiola se ha labrado una imagen de tipo sincero y templado. Es un hombre listo, mucho, como ya demostró en su época de jugador, que tuve el el placer de disfrutar. Cuando llegó al banquillo culé se impuso un camino de mesura y decidió negar toda entrevista. Él es quien decide cuándo y cómo habla. Lo controla todo. Y se vistió de sincero, elaborando un discurso en el que reconoce los valores del rival antes que nada, en el que afirma de modo insistente que cualquier equipo los ganará si el Barça no es el que más suda, y siempre con un tono mesiánico que ha calado hondo entre los seguidores del Barcelona e incluso entre los demás.
Es un maestro de los tiempos; y en lo deportivo ya lo demostró el año pasado. Se pasó el curso diciendo que el Madrid era un rival muy duro y que ellos no podían hablar de títulos, sino del partido siguiente. En cuanto los blancos le pisaron los talones y en Madrid se empezó a soñar con el título, Guardiola reaccionó: "Me es igual lo que se diga, nosotros vamos a ganar la Liga". Fue la primera vez que lo dijo. Y la única. No lo volvió a necesitar y regresó a su elegancia de traje y palabra.
Ahora que ya peina canas y calva creciente producto de la presión del cargo, sabe más el diablo por viejo que por diablo y cuando ha creído oportuno, ha cogido su tridente y ha pinchado de lleno con él: "Yo no sé ni las reglas, ¿cómo voy a hablar del árbitro? En la meseta central sí saben de eso", afirma.
'Meseta' es la palabra que usan los catalanistas para no pronunciar 'Madrid'. Y, por la templanza habitual de Pep, hay que analizar su uso en este caso como intencionado, pues él nunca ha exhibido sus posiciones políticas. Ahora utiliza ese discurso en su beneficio. Ya hemos visto que un técnico puede lograr que sus futbolistas dejen de serlo y pasen a ser segadoras: el Espanyol zurció a patadas al Barça y el Zaragoza lo hizo con el Madrid el sábado. Si un entrenador debe ser algo ese algo es psicólogo. Manejar el lenguaje es clave para conseguir lo que buscas: de tus chicos, de la prensa, de los árbitros...
Hoy, Guardiola, con su equipo embotado mentalmente y en el filo de volver a ser histórico o quedarse en blanco, quiere sacar ventaja de su presunta sinceridad eterna y mediatizar a los colegiados. Y lo hace con pancartas políticas. Él sabrá, pero eso está muy feo.
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