Publicado en EL MUNDO el 29 de noviembre de 2009
Resopló nada más pitar el final. Lo hizo seis segundos antes de cumplirse el tiempo que él mismo había añadido.Undiano quería irse de ahí. No porque hubiese sido un partido con problemas para él, pero sí porque había sidoun duelo de muchísima intensidad. Infinita. El trencilla se enfrentaba al primer Barça-Madrid verdaderamente igualado de los últimos años. Y se dejó el alma en el silbato.
El navarro es uno de los mejores árbitros de este país. Si no el mejor. Uno se pregunta, viendo a sus compañeros, tan desquiciados siempre, qué clase de padrino tiene este hombre honesto para haber llegado adonde lo ha hecho. Quizá su cruz sea cargar con su asistente habitual, el casi siempre difícil de interpretar Fermín (el del banderín). El domingo, curiosamente, Fermín lo hizo todo bien. Y eso que cubrió en la primera parte la banda de Alves, un jugador canalla que equivoca la dirección de su agresividad. Prefiere sacar ventaja eliminando al contrario con un disimulo tramposo que con uno de sus magníficos regates en carrera. Los árbitros y los aficionados le tienen tomada la matrícula, y él se encarga de confirmar siempre por qué. En el clásico no fue una excepeción. Se pasó todo el duelo retando al enemigo equivocado. En lugar de retar al fútbol de su rival, lo hacía al equipo arbitral.
Tuvo dos errores el colegiado, pero escondidos en una actuación inteligente. No amonestó a Messi por una mano descarada en el minuto 20. Sí pitó la infracción, pero debería haber sacado la amarilla al argentino porque el reglamento dice muy clarito que si tratas de sacar ventaja de jugar el balón con las manos, es libre directo y amonestación. No hay discusión.
Pero Undiano quiso parar, templar y mandar. Mientras lograba hacerse con el partido, un duelo imparable, se vio obligado a amonestar a Albiol pasada la media hora por cortar un avance del Barça con la mano. ¿Y la tarjeta de Messi? Olvidada. Primera injusticia.
¿Cómo había preparado el clásico el juez que lo iba a dirigir? La tensión, la rivalidad, el liderato en juego, las ‘dos españas’ que algunos se empeñan en proyectar sobre el césped… Pero, en realidad, a los jugadores que lo iban a protagonizar el trencilla los conoce de memoria. Sin ir más lejos, Undiano dirigió el 2-6 del Bernabéu el año pasado. Pero aun con toda su experiencia y temple, el domingo acabó ahogado.Cuando pudo escapársele el duelo fue listo y, antes de que eso ocurriera, amonestó a Arbeloa inteligentemente. Atacaba el Barça, el público estaba encendido, los blancos no llevaban una sola tarjeta y el leve agarrón era una buena excusa para mantener el control del partido.
La segunda ocasión en que el árbitro no fue justo fue con la expulsión de Busquets. No por haberlo echado, sino por hacerlo 20 minutos tarde. Al acabar la primera parte, una zancadilla del mediocentro culé cortó un contraataque blanco. Debió ser amonestado y, por consiguiente, expulsado. Era la segunda tarjeta. Pero el árbitro no quiso saber nada, jugaba a favor de corriente en el Camp Nou.
Sí lo mandó al vestuario en el 17 de la segunda mitad por una mano, similar a la anterior de Albiol. AhíUndiano no pudo evitar la roja. Habría que preguntarle a Busquets en qué estaba pensando para obligar al trencilla a expulsarlo.
Lo mismo podríamos decir de Lass. ¿A qué vino lo que hizo? ¿Era necesario quitarle la ventaja numérica a su equipo? Es cierto que fue en el minuto 89. Pero la patada a Xavi en la cara del árbitro era pedirle la ducha.
Y hubo un tercer error. El penalti a Cristiano. Lo fue, pero poquito. ¿En el Camp Nou? Muy difícil de pitar. Con razón resoplaba Undiano al final. Quería marcharse ya.
PD: Iniesta se mete en problemas al tirarse dos veces al apiscina y al encarse con los rivales. Algo que nunca había hecho. Que tenga cuidado no vaya a perder su buena fama.
MARIO BENITO DIJO: Contempla el reglamento, querido colegiado, eso de fue penalti, "pero poquito"
ResponderEliminarComo ya te he dicho, Mario, es cuestión de entender. En el área del ataque del Barça es más que probable que se hubiese pitado. En el Bernabéu, a favor del Madrid, puede que también. Pero no donde fue... Porque si pitamos todos esos penaltis (que lo son) habría decenas. Yo abogo por hacerlo, para que el fútbol sea lo que debería ser y los jugadores fueran responsables de sus actos... pero antes tendría que haber buenos árbitros, consecuentes y no histéricos. Queda mucho para eso. Al menos, en España
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