Hoy va de periodismo, de lo mediático, de equivocar el objetivo, de estar perdido, de buscar la portada por encima de todo y encontrarte con que la portada que consigues va en tu contra, en vez de cantarte alabanzas y loas...
Hace tiempo que el fútbol no está en el césped. Hace tiempo que dejó de ser no sólo deporte, sino espectáculo. El fútbol ya es sólo negocio. ¿Malo? No necesariamente, salvo siconfundimos el medio y lo tomamos por el fin.
El Berbabéu se llena en pleno julio para ver nuevos jugadores. Vuelve la ilusión... Pero se queda en eso. Hay más gente dispuesta a pasar calor y permanecer horas de pie por estar en el día de la noticia, ver a Cristiano o a Kaká... Verlos, sólo verlos. Vale, sí, y aplaudirlos. Pero esa ilusión desmedida antes de que ruede el balón, sólo se puede tornar en insatisfacción del público (aunque vayas líder) y eso te convierte en frágil... y en cuanto ganes tres partidos sólo por 1-0, el equipo metaboliza esa insatisfacción en ansiedad... y se cae todo el castillo de naipes.
Ese mismo verano, el Atleti no se decide a hacer algo que quizá necesitaba: vender a Forlán. Le llegaron a ofrecer 36 millones, su cláusula de rescisión. Firmada, por otra parte, en libertad. El uruguayo no puso una pistola en el pecho a nadie para que le pusiesen esa precio. Pero, madre mía, era el Madrid (el enemigo grande de la ciudad) el que cometía la sandez de ofrecer semejante pila de millones. ¡Y encima lo hacía con trampa! Se permitía incluir a Negredo en la operación... Negredo, un delantero de 24 años, además de 16 millones de euros, a cambio de otro de 31 años. Caray, no está mal, pero no se atrevieron, por lo que dijera la afición al calor de las portadas.
Hoy, el Madrid y el Atleti se arrastran sobre el campo. Uno anda fatal en la clasificación; el otro es líder pero insatisfecho. Ambos han equivocado el camino. Han temido a los medios, a la gente... No tienen un modelo basado en el juego que quieren hacer, sino en conseguir penetración en los medios. Se dejan dirigir desde fuera, desde las páginas de la prensa, los micros de la radio, las oantallas de la tele.
El Bernabéu se durmió contra el Zúrich. Infiernado por la falta de modelo del chilenoPellegrini. Al que Valdano eligió porque daba el perfil... de guapo, elegante, serio y, sí, que venía de jugar bien con el Villarreal. Pero, ¿de jugar como quiere el Madrid? ¿como quiere la tradición blanca? ¿seguros de que era una buena elección? No lo parece, Valdano se pasa el día lamentando por las esquinas el mal juego y lo cerquita que estuvo de firmar a Wenger(otra vez) el pasado verano.
Los colchoneros ya ni lloraron el miércoles viendo a los suyos en Chipre. Renovaron a regañadientes (en verano) a Abel y, como no creían en él, el equipo lo notó, la zozobra se convirtió en marejada y luego llegó la tormenta. Como no saben qué quieren pero la prensa decía que Abel era un desastre, echaron al técnico, trajeron a otro, Quique, y a ver qué pasa... Lo que pasa es que todos se borran, esperan el final de campaña y, si bajan a segunda, pues mi finiquito que me voy...
La prensa tiene derecho y obligación de criticar, de opinar, de indicar lo que cree que está bien y lo que está mal. Pero los medios no mandan. Está bien tener más portadas del Marca que los demás, pero si sólo buscas la portada ("Aquí está FULANITO", "MENGANITO, bien vendido"...) te encuentras con que sólo tienes eso: portadas, cromos valiosos, pero nada de fútbol. Entonces, las portadas empiezan a criticarte, los estadios se acaban vaciando, la gente se cabrea y, como sólo buscabas que te quisiesen sin ofrecer fútbol a cambio, te quedas sin nada. Los clubes son como los coches. Si al volante fijas la mirada en la curva, la trazas bien; si la fijas en un bello paisaje, te estampas.
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