lunes, 4 de enero de 2010

Es hora de llorar

Empieza el año y, como era de esperar, todo sigue igual. Al Madrid le perdonan alguna que otra tarjeta y al Barça algún que otro penalti. Si algún equipo no se puede quejar de arbitrajes en su serie histórica son estos dos. En el balance final han recibido más de lo que les han quitado. Pero yo soy un colegiado atípico. Como he dicho cuantas veces me han querido escuchar o leer que estoy a favor de ayudas tecnológicas para ser más justos, también me permito decir que cada uno es muy libre de quejarse de lo que considere oportuno. En su queja llevan los protagonistas de este circo su etiqueta y cada cual queda retratado con aquello que dice.

Por ejemplo, Xavi dijo el sábado que González Vázquez les había arrebatado más que regalado ese día. La verdad, no sé a qué se refería con arrebatado, pero con regalado, él y yo sabemos (como cientos de miles de futboleros) que el trencilla les dio un par de empujonciotos cerrando los ojos ante dos penaltis de libro. Aquí hemos hablado de lo que admiramos al ejemplar Xavi y de que venimos adivinando un cambio de actitud en él que no nos gusta. El que más ha definido (y, con ello, defendido) el fútbol creativo, basado exclusivamente en la superioridad del talento, se ha deslizado ya en alguna ocasión hacia el ventajismo. Ay...


Otro que abrió la boca a cuenta de ese partido es el siempre equilibrado Llaneza. El consejero delegado del Villarreal es un hombre mesurado y cabal. En este fútbol español lleno de ramplones, él raramente dice una palabra más alta que otra. Por eso, cuando la dice, hay que escucharle. Los inteligentes trazan estrategias y los listos aprovechan circunstancias. Llaneza es lo primero, con su inteligencia demostrada ha convertido un club de pueblo en un equipo de Champions; y lo segundo, pues su pataleta posterior al pitido final del árbitro gallego saca ventaja de una situación.


Huyo de los refranes, pero ha sido Llaneza el que ha debido de pensar que el que no llora no mama, y que ya va siendo hora de llorar. Quizá tenga razón, 16 jornadas sin haber tirado un solo penalti mientras eres uno de los clubes que más ha recibido en contra pueden ser casualidad, pero si llegas al Camp Nou y el colegiado hace lo posible por no ver otros dos más, clarísimos, en casa del líder, atas cabos de malicia y te quejas... o, con la razón que te dan las imágenes que todo el mundo ha visto, aprovechas que en Barcelona hay más micrófonos que en Villarreal y, ante todos ellos, te quejas.

De algo servirá. Al tiempo.

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